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Antes que se acabe el café amarillo

Antes que se acabe el café amarillo hila un mundo de fantasía donde el café no es negro y el cielo no es azul. Al final, este mundo existe para reconocer y entrelazar fragmentos de nuestra propia historia, recuerdos, emociones y vínculos afectivos.

Curaduría de Cesar Augusto Ramírez

Antes que se acabe el café amarillo

Exhibición individual en Ginsberg Galería, 2023

Curaduría por César Augusto Ramírez


En su exhibición individual, Fabiola Gonzáles reflexiona en torno a la estética y los procesos relacionales presentes en las fiestas infantiles así como también en las herramientas sublimes de control que se esconden detrás del color y las risas. La artista construye un entrelazado de historias personales y colectivas que giran en torno al juego, la fantasía y la violencia simbólica. Antes que se acabe el café amarillo presenta un díptico de calcografías, una serie de pinturas en acrílico, y una instalación con piñata, porfiado, y escultura inflable.


En su serie de pinturas y calcografías, una paleta de colores vibrantes anuncian escenas de juego y celebración. Niños y niñas se desenvuelven ignorando nuestra presencia o nos miran directamente a los ojos mientras los adultos imponen constantemente su presencia en el espectáculo. Estas fiestas infantiles son rituales que, a través del juego, esconden actos de corrección y castigo, son los escenarios perfectos para ejercer control sobre la infancia y reforzar patrones de conducta para la adultez, patrones interesados en perpetuar la violencia simbólica que Gonzáles busca reconocer dentro de la propia infancia de cada uno. 


Gonzáles aísla diferentes momentos sacados de fotografías de archivo de fiestas y celebraciones familiares (de ella, sus familiares y amistades cercanas), siempre en busca de pequeñas historias, pero que grupalmente funcionan como un mood, una vibra o un ambiente, su trabajo no se autocontiene dentro de su obra, sino que escapa de esta y transmuta el espacio en sí con la intención de convertir la galería en el aftermath de una fiesta infantil que va de la mano con su interés por afrontar a los visitantes con sus propias infancias, y (quizás) ellos mismos puedan ubicar y analizar estos actos violentos dentro de sus propias memorias.


 Antes que se acabe el café amarillo hila un mundo de fantasía donde el café no es negro y el cielo no es azul. Al final, este mundo existe para reconocer y entrelazar fragmentos de nuestra propia historia, recuerdos, emociones y vínculos afectivos. Nos obliga a preguntarnos ¿De qué nos hablan estxs niñxs?¿Qué se esconde realmente detrás de estas celebraciones?¿Podemos, al final, escapar de esta violencia con la intención de no repetirla hacia otros? Eso solo el tiempo lo dirá. 


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